[Reportaje] Bienestar docente: ¿Qué tipo de nutrición necesitamos?

Porque es posible reparar las fuerzas, vivificarnos y dar los mejor de nosotros mismos a los alumnos, Revista de Educación del Mineduc ha querido compartir con los docentes algunas de las ideas planteadas por Mónica Larraín González, especialista en psicología educacional, en una reciente conferencia online del Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas (CPEIP) del Ministerio de Educación. Sueño reparador, actividad física y baños de bosque, son pequeños ejemplos de lo que se puede hacer para recuperar energía, despejar la mente, activar la memoria y seguir adelante.

“Mozambique (al sureste de África) tuvo 15 años de guerra civil. El hijo de una amiga mía fue a una aldea de ese país a ayudar a instalar una granja de cabras para que así tuvieran leche y carne para los niños, que estaban con deficiencias nutricionales severas. Él descubrió que allí la gente comía principalmente una pasta de maíz y pocas cosas más, pues durante la guerra las semillas de los otros cultivos se perdieron, solo quedó el maíz. ¿Por qué digo esto? Porque si nosotros no nutrimos nuestra realidad biológica, psíquica, antropológica y espiritual, también nos vamos a desnutrir. Y si eso ocurre, no vamos a tener qué dar a nuestros alumnos”, sostuvo González en esta charla.

Pero, ¿qué tipo de nutrición necesitamos? Porque no solo se trata de tener una alimentación saludable, hay otros factores imprescindibles a tener en cuenta para reponer fuerzas y continuar enseñando a los alumnos en la modalidad que sea, presencial o remota (virtual), sin caer en estrés o desgaste profesional continuo.

DORMIR ES UNA NECESIDAD BIOLÓGICA NO NEGOCIABLE

Así lo asegura la psicóloga, aludiendo a los aportes que ha hecho en este tema Matthew Walker -científico británico y profesor de neurociencia y psicología en la Universidad de California, Berkeley-, quien ha centrado su investigación en el impacto del sueño en la salud. Él se ha referido a cómo el sueño restaura nuestras fuerzas y tiene una función reparadora. Una breve selección de tres ideas interesantes al respecto:

  • El hipocampo, una zona de nuestro cerebro, recibe nueva información y la retiene. Con 8 horas de sueño se ve actividad en el hipocampo, pero si hay algún grado de privación de sueño lo primero que se resiente es esta zona. Con deprivación de sueño hay prácticamente 0 actividad en el hipocampo. Y si eso ocurre se bloquea la capacidad de retener información nueva.

“Una vez hice un estudio con niños de 1° básico en un colegio y después, con un grupo de colegios en Recoleta, para ver a qué hora se acostaban los niños y la verdad es que lo hacían bastante tarde. Estábamos frente a un tema de deprivación de sueño y nosotros, los adultos, también podemos estar deprivados de sueño”, dice Larraín.

Y esto es serio, pues el sueño tiene un efecto directo en la capacidad de aprendizaje y de memoria.

  • La actividad cerebral nocturna traspasa la información de la memoria de corto plazo a la memoria permanente. En otras palabras, lo que aprendimos en el día si es significativo pasa directamente a la memoria de largo plazo en la noche a través de un sueño reparador.
  • La deprivación de sueño reduce la actividad de las células encargadas de nuestro sistema inmunológico, llamadas asesinas naturales. “Esas células se activan con un sueño reparador y se desactivan con una deprivación de sueño”, explica la psicóloga.

Una deprivación de 4 horas de sueño por una sola noche decrece en 75% la actividad de esas células.

La nota completa se encuentra disponible en la sección Zona Pedagógica de la Revista de Educación.